Algunas cosas pueden salirte mal el día de la boda. Si algo llega a pasar, no dejes que eso cause una crisis nerviosa, lo mejor es que estés preparada y que sepas cómo resolverla a tiempo.
Es inevitable de controlar, en especial si la boda es al aire libre o en un jardín. Lo recomendable es prepararte con toldos o carpas. Aunque pagues un poco más y no lo utilices, al menos tus invitados no pasarán la pena de mojarse o que se arruine toda la decoración.
Por mucho que planifiques, cualquier cosa puede suceder este día y provocarte un retraso. Lo mejor es que establezcas lapsos de al menos 15 minutos entre cada actividad así tendrás un margen de tiempo y podrás respirar tranquila, sin cargas extra de estrés.
Lo peor que puede suceder es que no llegue alguno de los proveedores o que hayas calculado mal la cantidad de invitados. Ten siempre un plan bajo la manga, incluso si llegara a pasar, aunque las bodas sean formales, a nadie le cae mal comer de una carreta algún tipo de comida rápida. Con esta alternativa no solo economizarás sino quedarás bien con todos.
Has cuidado tu traje por mucho tiempo, pero siempre puede pasar que alguien lo manche. Lo mejor será que estés preparada para esta eventualidad y lleves a la mano un kit de emergencia, como un quitamanchas o incluso si se llegara a descoser, tener a la mano una aguja con un poco de hilo.
Es un día importante y por supuesto, todos quieren celebrar. Sin embargo, siempre está el invitado que se pasa de copas, ya sea la dama de honor, el padrino o incluso, los padres de los novios. No pases la pena y si ves que algo se está saliendo de control, recorta la bebida y pide a los meseros que sirvan menos, esto te evitará inconvenientes.
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